domingo, 21 de febrero de 2010

REMOLINOS SONÁMBULOS.


La Plaza del Caracol es el lugar de Mogador de donde salen todas las historias, todas las misiones, todos los dogmas, todos los amores y todos los deseos. Dice ARS en Nueve veces el asombro (Alfaguara 2005), que todos esos hilos viajan invisibles en el viento hacia la Plaza y que a ciertas horas se forman remolinos. Yo pensé cuando la ví que eran nuestros pensamientos, sonámbulos también, que pugnan por hacernos ver que están ahí, enérgicamente vivos sin que los años hayan dejado reclutas de ejércitos de la muerte que impedieran que concibiéramos más descendientes de nuestro linaje.
Todas las tardes, a eso del anochecer, se acercan los de siempre y los que nunca antes conjeturaron que podrían estar allí. Han sido empujados por mandatos codiciantes de salvar almas, universos interiores que desconocen saben que se poseen y que otros sonámbulos perciben necesitar ser presentados para continuar tejiendo el paño de colores que un día se verá desde donde miran todas las noches mientras su espalda se tiñe de arena atlántica.

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