viernes, 29 de mayo de 2020

DEJAD QUE MI ALMA SUSPIRE UNA VEZ...MÁS


Leí que en los tiempos idos, los hijos del sol y las hijas de la luna vivían juntos en el reino  de Dahomey. Y juntos vivieron, abrazándose, peleándose, hasta que los dioses los apartaron y condenaron a la lejanía. Desde entonces, los hijos del sol son peces en el mar y las hijas de la luna son estrellas en la noche. Las estrellas de mar no caen: desde el cielo viajan. Y en las aguas buscan a sus amantesamados perdidos, pidiendo que les desduden de quien le impide soñar por las noches, vivir en el día, sentir los viajes ya imposibles varados por el paso del tiempo inalcanzablemente  huído en las arenas de una Legzira cualquiera, mirando el gran azul junto al puente de piedra esculpido por el viento y por esos deseos que ya son pasado. 
Decía Federico que la luna siempre gira en el cielo sobre las tierras sin agua mientras el verano siembra rumores de tigre y llama; como hoy y como ayer, como en cualquier estación, se sienten que bajo nosotros, limo de voces perdidas, torres de canela y voces que susurran que existen alas para volar y no las  necesita: vuela sin ellas, acierta los laberintos sin ellas, abraza sin ellas, como un Galeano cualquiera.

viernes, 15 de mayo de 2020

DIVAGANDO DE NUEVO



Lentamente, muy lentamente, permitió que su voz penetrara en él, que su mirada le acariciara, que el aliento de ambos se fundiera en uno solo, respirando juntos sin aún rozarse sus pieles hasta que fuera difícil de ser soportado. Sabía que el rigor, ese placer discreto del que saben los Sonámbulos lleva a la delicia de contenerse, que es la voluptuosidad más prolongada y sabrosa. Le siguió la conciencia del cuerpo, ese espíritu que se transmite con un simple amerizaje de sensaciones dérmicas, como ese baile en el que la música está interiorizada, sin melodías propuestas, solo escuchándose las vibraciones de sus órganos, de sus sentidos, de sus deseos...El tiempo fue interminablemente extenso hasta convertirse un cuerpo en el del otro, descubriéndose en movimientos  que nunca imaginó porque ya era otra persona, había dejado de ser él...había dejado de ser ella, bailando como si cayera infinitamente sin saber ni importarles donde caerían...Sabía que su biografía había cambiado de rumbo, que la wikipedia de su vida debía reescribirse porque hasta en los signos ortográficos habitan sigilosamente las pasiones.
Hay momentos interminables que se enredan entre nuestras piernas, en nuestras miradas, en nuestros sueños, desconociendo donde están los cuatro puntos cardinales. Dicen los ignorantes: "Perdió el norte...". Y probablemente estén en lo cierto,  aunque sea por poco tiempo, pero de forma perfecta, magistral, impecable. Es como las ciudades, que son otras según con quién se vaya. 

viernes, 1 de mayo de 2020

ACEPTAR y ACERTAR



La música es ese fiel acompañante que necesita cualquier Sonámbulo... hasta aquella que proporciona el silencio, es ese aliado de momentos en los que ha de verse sin ser necesarias corcheas y semicorcheas sonámbulas. 
La música y sus sonidos estereotipados me recuerdan el mapa invisible y cambiante que guía las manos del Sonámbulo por el cuerpo de su amadaamante intentando descubrir su verdadero interior, aquél que brota a su superficie, como si de un sueño se tratara y apareciera súbitamente... sin ser esperado conscientemente. Y es cuando su voz que gime o grita o respira hondo la que le dice dónde están las ánimas que despiertan en ella bajo sus dedos, le orienta y desorienta, y en su jardín se pierde deseando se detenga el tiempo en sus labios posesivos...instalándose en el esplendor de ver sin ser visto, oir sin ser oído. Es ese sonido, el que activa el deseo, el que se introduce en el miembro de la casta como una voz latiendo más fuerte que la sangre saliendo de su propio corazón, el que arquea el cuerpo y lo lanza sin concreción, sin destino, hasta el cielo más níveo donde el silencio está lleno de ecos penetrando en lo más oscuro de su cuerpo.