lunes, 20 de agosto de 2018

FUE SIENDO, APRENDER ES


Escribía el gran poeta Juan Gelman que en ocasiones se cohabita con un oscuro animal, y que posiblemente todos llevamos en nuestro interior, inconscientes de sus llamadas de penitente sufridor, alimentándose de murmullos que son la esencia de un oleaje de sentimientos vagantes y contradictorios esperando llegar a ese Mogador que un día pisamos y se introdujo como una anguila en nuestro débil cuerpo de humano yaciente. Aquel paraíso construido por la imaginación era lo que se ansiaba, sentenciando horas de tules y aromas fácilmente reconocibles, oyendo el agua de las fuentes y los susurros de las mujeres del servicio venciendo su ignorancia percibiendo entelequias. Y de allí al sopor del sueño reparador. Y recuerda la frágil memoria seres inanimados como náufragos esparcidos por la arena dormida, simulando un cementerio de anclas oxidadas por haber vivido mucho y llegado al cansancio de una vida que apenas merece ser ya complacida.

¿Qué puedo hacer ahora con mi vida?- me preguntó  alguien: 
Sería recomendable que buscaras entre los maltrechos límites del amor, de la vida y de las piedras todo aquello que falleció contigo, y arrojarlo a la basura del desconcierto. Nada vale si no tiene sentido, si no se sueña ni se desea con la vehemencia de sentirse querido por uno mismo. Hay que amarse, respetarse por encima de cualquier otra valía. Más tarde llegarán las caricias de pómulos carmesíes de la tarde, soltar amarras, deshacer los nudos, las maromas y dejarse llevar por el viento del sur. 

jueves, 16 de agosto de 2018

DON DE LENGUAS



Le hablaron del verdadero y auténtico don de lenguas. Me dijo que sabía que había nacido con esa particularidad que no todos poseen aunque se jacten de tenerlo. 
Las lenguas ofician la misma labor que los cuerpos de los que forman parte, los mismos gestos buscando similar resultado, darse y ser recibido, formar una simbiosis que facilite el conocimiento mutuo. No hay nada más esplendoroso que juntar esas dos compuertas que son dos labios con sus lenguas para saber qué se desea y cuánto. El cómo ya no importa tanto. Puede improvisarse, dejarlo a la casualidad o incluso a la causalidad... Puede desearse que nunca ya más se separen porque como dos imanes la atracción les impide hacerlo. Es de tal importancia el beso que dicen que hasta las etairas se niegan a dar besos en su promiscuo trabajo si no son a sus hombres de las que son poseídas en todas sus acepciones, aunque sean las más lamentables, porque un beso es sinónimo de lealtad total. 
Dice una tonadilla española que "... porque un beso de amor no se le da a cualquiera...". Y así debiera ser, aunque fuera el aperitivo del amor, que deja satisfecho a quien lo recibe, y no exige más por un instante. El beso es una toma de medidas, como la que el sastre efectúa para que el traje siente bien, ni tire en ninguna de sus oquedades ni quede suelto en sus espaldas.  Su sabor hormonal que habla por sí solo es ese bálsamo necesario a una vida que se sale del vaso que la habita para dejar de ser quién era hasta ese instante en el que todo su conocimiento transmuta.Ya nunca será todo igual mientras dure la llama del deseo, mientras la mirada sea la búsqueda impaciente del amadoamante. 

viernes, 10 de agosto de 2018

EL ABANICO DE NUESTRAS ESPERANZAS



La llamaban loca por estar todas las tardes tras su ventana esperándolo aparecer. Se reían a escondidas de su desdicha sin apreciar que su constante confianza debería dar, según ella, resultado algún día. Mientras tanto su jornada era entretenida imaginando cómo sería, qué altura tendría, si sus brazos podrían alzarla a los cuatro vientos sin dejarla caer o poseería esa ternura característica de los que ofrendan sus mejores momentos a esa espiritualidad que tanto agradan a las almas sensibles. Y todos los días, cuando el sol besaba el horizonte, pensaba que sería mañana el día esperado, aunque la noche la comparase a un inmenso carbón y que las estrellas fueran deseos insatisfechos de ser luz iluminante para seres reflejantes de fuego mortecino. 
El tiempo le había hecho ser experta en saber cuántos hay que saben lo que otros deben hacer con las vidas ajenas y no con la suya propia... Pero ella soñaba sus sueños, los que nadie conocía y que se despertaba con su amado a su lado, acariciándose como lo harían Romeo y Julieta, Abelardo y Eloísa o cualquiera otra pareja mítica. 
Tristeza y alegría no tienen por qué ser antagónicos pensaba, solo hay que saber encontrarles su relación: ha de conseguirse que el tiempo sea nuestro enemigo a la vez que aliado... 
¿Cierra el tiempo el abanico de nuestras esperanzas?

viernes, 3 de agosto de 2018

SINMEDIDA



No hay manera de acallar el silencio, de hacerlo ambiguo, de evitarlo para creer en su inexistencia. Las palabras están siempre presentes, arrojadas en muchas ocasiones sin la quietud que provocan las olas vespertinas, mojando los pies que antes dormían en la playa ausentes de todo peligro, olvidadas por la terapéutica desmemoria que revitaliza los espacios descarnados que caracterizan el desaliento vital.En momentos creí encontrar inusitadamente el rastro conducente a la probática sensación de ese shangri la del que los iluminados hablan. 
Es difícil hacer preguntas, acariciar los límites ante el temor de respuestas que taladren ese deseo en stand by. Es preferible la inacción sugerente a los enjambres de la luna nueva persiguiendo una mantis religiosa, o ese agua renovada del río al atardecer de un abril, o de este agosto sinmedida que se intenta detener en las gasas de un crepúsculo atrayendo los colores inventados de quien todavía no se siente feliz en la orilla de este inmenso azul que se entrega como un cuerpo deseado y deseante, al igul del de una ahogada mientras cruzan por el letargo las inmensas fumarolas del deseo que gritan desesperadamente :¡una emoción diferente a cambio de mi vida!. Es entonces cuando el silencio es fracturado, cuando el náufrago adivina que su muerte está cercana, sin el escepticismo de la marca infamante de ser el que fue y nunca podrá volver a ser.
Al final, reconozcámoslo, la sinmedida es la palabra que sin estar en el diccionario de la RAE usamos los Sonámbulos para exprimir el modo de medir lo único que de verdad nos  invade sin compasión...