martes, 26 de julio de 2011

TACTO









ARS utiliza en uno de sus relatos el verbo hipertocar, escasamente usado en España, hoy.

Lo tomo como excusa para llevarlo a mi terreno, a lo poco que en nuestra cotidianeidad se toca... y cuánto, en cambio, se usan las manos para comunicarse cuando se tiene necesidad de saber uno del otro, y que sepa el otro de uno... Me pregunto el por qué de la penuria de usar el sentido táctil, de imaginar con los ojos cerrados cómo es el amanteamado cuando las manos recorren toda su anatomía. Y cuánto además piden ayuda a los otros sentidos para confirmar lo supuesto...






Dice el escritor que los hipertocados desarrollarán con el tiempo dependencia del contacto con la piel y que ésta mudará varias veces a lo largo de su vida para suplir su endurecimiento propiciado por los años y recobrar la sensibilidad que producen las nuevas sensaciones.






Los sonámbulos siempre han dado/damos gran valor al sentido del tacto, a vulnerar la prolongación de la cárcel depuratoria del deseo, a sentir que el otro siente cuando las yemas de los dedos rozan su piel. El ritual, como cualquier otro, debe ser lento, extraviado, espontáneamente dirigido... hasta que las manos del otro le conducen a sus espacios más deleitantes... aquellos que recrean en toda su profundidad lo que se sugería desde minutos atrás.

sábado, 23 de julio de 2011

JARDIN DE ECOS.








En La mano del fuego, ARS escribe que Jassiba le dice a Zaydún acerca de su abuela, la primera Jassiba: 

"Si quieres que tus mejores jardines regresen siempre de noche, tienen que estar muy bien sembrados de día. Son los jardines de ecos. Hay que cuidar las pasiones como a las plantas. Las amistades más intensas y los amores más apasionados son como plantas que plagan muy fácilmente". 

Ella insistía en que "recordar de golpe lo mejor que hemos vivido es una de las formas del paraíso, es el mejor de nuestros jardines íntimos".

La noche sirve para reconciliarnos con nuestros caminos, ésos que hemos elegido para andar descalzos, usar sandalias o calzar zapatos de suela recia... Lo importante es que los hayamos elegido nosotros, lo otro... lo resolverá la noche, solitaria o acompañadamente.










jueves, 21 de julio de 2011

LIBERTAD

Uno de esos pequeños sabios que te encuentras por el camino me dijo: "Para caminar por los acantilados, uno debe tener las manos libres".
Aplicarlo a nuestra vida es asunto ya de cada cual...
Feliz día, sonámbulos.


miércoles, 13 de julio de 2011

LA BOCA.



Uno de los libros de ARS que más veces releo es Nueve veces el asombro. En uno de sus capítulos escribe que el órgano sexual que más obsceno se considera es la boca, y añade, radical y poderoso, para darle más consistencia aún. 


La boca reina entre los cuerpos que se aman y convierten todo lo demás en metáfora, en imitación, en imagen de la boca. Las cosas más importantes de este puerto primordial nacen y mueren por la boca. Por eso en Mogador las palabras son la parte primordial del acto amoroso.


Y es que las palabras modelan cualquier situación que implique personalidad, demostración que lo que se ha pensado, se ha hecho para ser dicho después. Cuántas veces nos ahorraríamos dificultades si hiciéramos realmente lo que dijimos íbamos a hacer. Las palabras, y sobre todo la forma en que las pronunciamos, generan ese perfume que acompaña el sueño... deseado.

Las palabras deben tener su ritmo, su cadencia, para ser creídas. Por ello, para ello, la práctica es necesaria. Cuando algo se desee hay que pronunciarlo, paladearlo, sentirlo para hacerlo suyo, de cada uno.

Mogador se siente verdadero porque es real, insiste en ser creído como preámbulo de ser hecho por y para cada uno, hacia la acción de la que hablaba al principio. Posiblemente por ello, las palabras son controladas, aunque no lo parezca, como los deseos, que la poetisa Cristina Peri Rossi decía de ellos:


Nadie ha podido demostrar hasta ahora

de manera fehaciente

que los pequeños deseos

son más fáciles de conseguir que los grandes.

Sólo se ha podido demostrar

de manera fehaciente

que son más numerosos.

lunes, 11 de julio de 2011

MELANCOLÍA.








En Mogador, al atardecer si se pone interés, se puede oir el canto de quienes reconocen a sus muertos y dialogan  con ellos. ARS habla del sentimiento de las almas que conversan de la melancolía, la que proviene de los muertos insepultos, los que no conocen las virtudes del agua, de las que todo Mogador les huye. Víctor Hugo definió la melancolía como la dicha de los desdichados, el dulce arrepentimiento de quienes carecieron del valor de ser lo que desearon al menos una vez en su postrer vida.




Mogador se siente como el arrepentimiento de la lisonja marchita, del recuerdo amnésico del moribundo en vida, de quien quiso ser y murió con el deseo insatisfecho y su alma vaga por los confines de sus murallas pidiendo permiso una y otra vez para ascender por sus piedras sabiendo que nunca podrá conseguir su objetivo...