lunes, 11 de julio de 2011

MELANCOLÍA.








En Mogador, al atardecer si se pone interés, se puede oir el canto de quienes reconocen a sus muertos y dialogan  con ellos. ARS habla del sentimiento de las almas que conversan de la melancolía, la que proviene de los muertos insepultos, los que no conocen las virtudes del agua, de las que todo Mogador les huye. Víctor Hugo definió la melancolía como la dicha de los desdichados, el dulce arrepentimiento de quienes carecieron del valor de ser lo que desearon al menos una vez en su postrer vida.




Mogador se siente como el arrepentimiento de la lisonja marchita, del recuerdo amnésico del moribundo en vida, de quien quiso ser y murió con el deseo insatisfecho y su alma vaga por los confines de sus murallas pidiendo permiso una y otra vez para ascender por sus piedras sabiendo que nunca podrá conseguir su objetivo...

1 comentario:

  1. A mí, la melancolía me atrae en cierta manera, aunque reconozca que hace daño. Gracias por tus escritos, tus pensamientos. Son de gran valor en esta vorágine de mundo insensible.

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