domingo, 29 de noviembre de 2009

SENTIR LO QUE SE DEJÓ DE SENTIR.


Leí e hice casi propio este fragmento de Los jardines secretos de Mogador, de ARS, tras estar allí, en Mogador y ver el Atlántico en frente mío, sagaz, atronador el aire que le acompañaba, hiriente en su mensaje de soledad... :
Un día se encontró con un jardinero de fuentes, posiblemente atrapador de nubes, quien le dijo, mientras se protegía agazapado en la muralla de las miradas y caricias oceánicas, muy cerca del Bastion de la Sqala: "Nosotros somos parte del jardín. Y antes de ser marchitados tenemos la obligación de sentir sus mensajes".
Más tarde, he aconsejado en muchas ocasiones irse allí a sentir lo que solamente lejos se puede sentir cuando se ha dejado de sentir lo que en otro tiempo se sintió. Allí, entre sus molestos vientos oceánicos se halla el interior que no se encontró por haberlo perdido.
Y es que cuando el deseo se va hay que salir a buscarlo allá en donde esté y recolocarlo en aquello que le inspire.

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