sábado, 9 de enero de 2010

EL CALEIDOSCOPIO.

Comienza ARS su libro En los labios del agua con el relato en primera persona de quien se ve inmerso en la necesidad de contar una historia que le atenaza el alma. Se lo pide Maimuna desde la profundidad de un deseo... intercontinental. Y observando la multitud que rodeaba en la Plaza del Caracol mogadoriana al halaiquí contar sus historias decidió poner en orden sus pensamientos y darle a conocer la geografía de sus deseos. Supo que tras aquella tarde todo iba a cambiar para él.
Escribe: La vida, y especialmente la vida de las pasiones, es como un caleidoscopio. Alguien mueve los espejos y somos otros en los afectos de todos los que nos rodean. Entonces ya nada puede ser contado de la misma manera. Servirá de poco ser siempre uno mismo. Vivimos dentro de un juego de cristales que constantemente alguien gira. El sentido de las cosas se transforma a cada instante. Estamos siempre como peces flotando en el humor cambiante de los demás: vivimos en cabezas intranquilas. Dormimos en los sueños de quienes nos odian o nos desean. Y todo cambia noche a noche en los silencios oscuros que nos unen.
Cierta es la comparación caleidoscópica, elemento esencial en la vida de un sonámbulo que se precie (al que hay que regalar, nunca permitir que se lo compre él mismo. Lo estará esperando toda la vida...). Cada cierto tiempo, mejor más frecuentemente que tarde, el sonámbulo se lleva al ojo ese tubo que encierra tres espejitos que crean un prisma triangular con su parte refrectante hacia el interior. El físico David Brewster lo creó en 1.816 y desde entonces acompaña a sueños obtusos, vidas alámbricas y sobre todo a deseos instantáneamente satisfechos en la mente de los sonámbulos. En cierta forma son una brújula espiritual que les sitúa en su escenario, el etéreamente real, el que no puede controlar en toda su extensión porque admite resignado que pertenece a lo que no tiene dueño ni esclavo.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la comparación del caleidoscopio con la vida de las pasiones y la vida en general. El regalo perfecto para el sonámbulo y que aún así le sorprende. Al final, va a ser verdad que las cosas más simples -espejos, colores- nos descubren mucho más de la vida de lo que parece a primera vista.

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