sábado, 28 de junio de 2014

VIVIR VIENDO

Se me olvidó donde leí que cuando se ama de verdad, la verdad no sale perjudicada. Es posible. Todo depende de que la otra parte creyera lo mismo. 
Son días de color blanco, ése que ocupa el centro de nuestra vida instantánea, refrendando vacíos unas veces, plenitudes otras, participando en todo lo naciente, todo lo extinguible, su certeza, su negación, blanco seminal de comienzos y de aturdimientos, de jardines por crear en esa urbanidad de las ciudades, fríos, inconstantes, de frugalidad y vivero estacional, que no estacionado. Ser jardinero debe ser un oficio magnánimo, de intentos estériles y de éxitos sonoros de colores, sentidos mezclados entre humedades y olores, todo sentidos, sentidos sentidos en toda su exquisitez, con toda su unicidad, como si las plantas y las flores le dijeran: cuando vienes, retorno a mí. 
¿Cuál sería el sentido del que nunca podrías prescindir le preguntaron al Sonámbulo...?. Tardó en responder.  Bastante. Todos me son útiles, pero tal vez... la vista. Vivir viendo. Para ello, entiendo, ha de sentirse deseante de seguir pasando páginas de la vida, aprendiendo constantemente a vivir con los recuerdos imborrables en lugar de tratar de convertirlos en olvido. Ya ves, he finalizado hablando de nuevo del olvido...

3 comentarios:

  1. Yo debo usarlos todos, Sonámbulo, de lo contrario no soy.

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  2. Mi sentido preferido es el visioaudiotactilolfatgustatil. Prescindir de él me hace ... ¡cómo decir!, serme infiel....

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    Respuestas
    1. Sonámbulo04 junio, 2018

      Te entiendo...perfectamente, Sara.

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