domingo, 1 de junio de 2014

OJALÁ

Leí una vez del poeta Caballero Bonald un fragmento que da mucho para reflexionar.

Todas las noches junto inútilmente
los residuos del día, me distancio
del tiempo funeral del desamor,
consisto en lo que he sido...

Imagino la invisible liturgia de todos todas las noches, esos fragmentos de existencia que sin afirmarnos en que existen nos conforman nuestra delatora personalidad. Están presentes en nuestra retentiva como páginas del propio libro de memoria personal e intransferible y que nos hace a todos ÚNICOS, sintientes de lo que otros nunca anotarán con las letras indelebles que parentesizan nuestra vida viviente. Alguien una vez me dijo que aunque existan recuerdos imborrables que sobren en nuestra mente, más vale aprender a vivir con ellos que tratar de olvidarlos. Y es que siempre el humano aprenderá de ellos, de la misma forma que también no decir nada cuesta mucho... Ojalá no se llegue nunca a inventar el electroencefalógrafo, el scanner cerebral que lea esos pensamientos, esas introversiones del humano... 

Esa noche que algunos temen porque las manecillas del reloj caminan en sentido contrario al del día, con sus empedrados deseos para unos y de consistencia de nube para otros es la que atrae al que los posa sobre el cuerpo de la amadaamante con sus zumbidos tercos que solo ellos escuchan, que se hacen sonámbulos y caminan de uno a otro lado de sus espacios volviendo atrás a cada paso, a cada instante. 

1 comentario:

  1. Me gusta cómo cuentas las cosas, cómo te separas de la rutina del día, de sus malestares y ordinarieces. Lo decíamos hace unos días los que te leemos. Ni se te ocurra dejar de hacerlo.

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