jueves, 10 de julio de 2014

RESETEAR LA VIDA

Él creía que poseía todo su conocimiento, que el corazón de su corazón era lo más imperioso para significar el deleite de lo que deseaba, y que ella opinaba de igual forma. Hasta su manera de mirar era interpretada por él por con la quimérica sabiduría que proporciona el enamoramiento... Y no. "Somos uno pero somos dos a la vez, nunca lo olvides", le dijo un día en el que la melancolía invadía su cuerpo. No llegó a decirle que le pidiera aprender aunque la insinuación vertida por su mirada lo pretendía. No entendía que en cada gesto amoroso se siembra primero para mucho después obtener la cosecha... En cierto modo es como aquellas palabras que son capaces de incorporarse a nuestra piel para vivir siempre con nosotros pero otras... se fugan presurosas si no se templa el tono de forma adecuada.

"Cuando vienes, regreso a mí", llegó a decirle él en una ocasión en la que su aturdimiento le impedía mantener una cierta estabilidad emocional. "Somos uno pero somos dos a la vez", volvió a repetirle ella. Y añadió: "esfuérzate en comprender cómo somos, cómo pensamos, qué buscamos, qué amamos, por qué morimos... Nuestros rayos sin trueno nos dejan en suspenso". 
También no decir nada cuesta mucho sintió él, si no se tiene nada importante que decir. Tan solo esos recuerdos imborrables con los que se aprende a vivir en lugar de tratar de olvidarlos son merecidos para resetear la vida...

1 comentario:

  1. Excelente. No te exagero si lo he leído treinta veces...

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