domingo, 23 de enero de 2011

NOSTALGIA y ESPERANZA.




Sentado sobre la arena de Mogador, viendo la luna besar el horizonte, piensa el visitante Sonámbulo en la esencia del tiempo. Dejamos que lo midan nuestros relojes pero el auténtico, el que verdaderamente tiene valor es el que se amplifica o achica según nuestra más pura sensación: toda una vida cabe en un elástico minuto o la mirada de la persona amada podría durar trescientos años. Cuanto más nos apegamos a las cosas que nos rodean menor es la respuesta que daremos a un instante de equilibrio con lo que verdaderamente es más valioso. El que cultiva un jardín, el que agradece que haya música, el que descubre el placer de una etimología, una pareja que lee la esencia de un poema o quien acaricia la cabeza de un niño, son los que entienden el valor del tiempo.
El visitante Sonámbulo se acuerda que allí, embadurnado de arena mezclada con sal atlántica sintió lo que no pudo explicarse, esa sensación entre nostalgia y esperanza, nostalgia por el tiempo que ya no volverá jamás... esperanza por querer vivir más. Y se acuerda de los Principios de los que hablaba el maestro Sheng Yen: " Los tres principios para trascender el sufrimiento de ser nacido, de envejecer, de enfermarse: vivir con felicidad, enfrentarse a la enfermedad con una actitud sana, y abrazar la vejez con esperanza ".

2 comentarios:

  1. Es un placer sentirse sonámbulo, viajar en cualquier momento por Mogador,
    gracias por tu compañía.
    Fernando

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  2. Gracias a tí por hacer ese camino conmigo.

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