viernes, 13 de agosto de 2010

NUEVOS

Hace unos días, en una reunión de integrantes de la casta nos preguntábamos qué grado de escepticismo poseemos los que ni creemos que habitamos el mejor de los mundos posibles ni nos preguntamos cómo será el peor.

Nos preocupaba llegar a pensar que podemos estar de vuelta de muchas cosas, de haber visto excesivas tormentas o demasiadas beatíficas situaciones. Escribieron sesudos filósofos que, en estado natural, la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, brutal y breve. Y otros, que son los males colectivos los que dañan y malean al hombre, que de por sí es bueno, que nace libre y ama la igualdad... Tal vez por ello podamos caer en el deja vu de astiarnos repetir acciones y en cambio dirigirnos a buscar horizontes nuevos en el espacio de nuestro trabajo o en retos nuevos que nos inciten a ampliar territorios cognitivos en nuestro ya cada vez más esclerosado cerebro. Crear nuevos colores, inéditas texturas vitales nos mueve.
"De entre sus cualidades son el desarrollo de la visión y la audición lo más noble que la vida contiene", decía Pessoa (que en ocasiones parece escribir como un británico típico), y son los demás sentidos plebeyos de por sí...plebeyos y carnales...rechazables. Sin embargo, los Sonámbulos, concluimos al unísono, amamos esas otras culturas también. Nos consideramos mixtos, mestizos, completos incompletos, como la canción de Pau Donés.

Y en tal punto brindamos con un excelente cava frío que nos retaba a ser hipnotizados con sus jóvenes burbujas serpenteantes y ensoñadoras.

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