miércoles, 9 de diciembre de 2009

LOS NUEVE NIVELES.


Maimuna hacía del baile lo que en su país dicen "los nueve niveles de la escalera iluminada", cuenta ARS en su libro En los labios del agua.
Son: el rigor, que conlleva el placer de la contención; la conciencia del cuerpo, el descubrimiento; la seducción, el arte supremo; el conocimiento de la otra persona por el cuerpo, la mirada continuada; el abandono, primero en las manos de la música, luego en las manos de con el que baila; la transformación continua del propio cuerpo por quien baila; la sensación de juego, el goce gratuito, vacío de intención; el placer de transportarse, de viajar mentalmente; y el placer sin nombre, dicho así porque son pocos los que lo alcanzan y quienes lo alcanzan no pueden describirlos con palabaras sino bailando.
Llevar dos cuerpos hasta tal nivel requiere lo que dos mentes han sido capaces de crear a la par, al unísono, sin apenas palabras. El baile de los cuerpos, la ilusión de los sentidos iluminados exige concentración y tiempo. No pueden ser inexpertos ni demasiado jóvenes. El sonambulismo precisa estudio y meditación no aprendida en las universidades del conocimiento básico, ni aunque se hayan equiparado a los planes de Bolonia. Se requiere un máster en teorías mucho más elevadas, las que acompañan al espíritu, asignatura de la que no hay cátedras... aún.

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