viernes, 21 de diciembre de 2018

INVIERNO AÚN OTOÑAL


En ocasiones, las calles se vuelven elásticas, ¿no lo has notado?, me preguntó alguien en una ocasión. Y los demás estamos allí, bajo cables, lámparas, hormigón... pero las calles son flexibles, ajustables, acomodaticias a como nosotros las hemos transformado... Y me hizo pensar. Más aún cuando veía a golondrinas amenazando fachadas imposibles para consuelo de los otros. Y sentí entonces esa elasticidad, ese laisser faire al que tanto le cuesta al humano acostumbrarse. Será por eso que me gusta mirar el gran azul, observarlo en invierno, vislumbrar el arcaico crepúsculo semejando a ese inesperado visitante al que acabas acostumbrándote  por mucho que te provoque distancia y lejanía, y que tras dejarle pasar acaba siendo la gaviota a la que extrañas cuando en las mañanas no viene a despertarte al alero de tu balcón... Y pienso: Hasta otra vez...o hasta nunca, recordándome aquella mirada, aquel roce, aquel viento que todo se lo lleva y se desintegra...elásticamente, no acabando de irse, asiéndose entre una palabra y otra, penetrando una pupila en otra..., un sueño en otro. Hay días en que ni siquiera lo imposible tiene razón de ser...Y aún así, el Sonámbulo lamenta no haber sido ave marina para hablarle a la gaviota y subir sobre su lomo para adentrarse en las perezas que emocionan. 
Hay cosas que solo se tienen cuando se dan, como las gracias, o como el amor...ése que rueda lo mismo que una piedra por los despeñaderos de la noche y se palpa la hermosura de una piel que huele a quien la posee, mientras se entrega a la afásica memoria, activa amnésicamente  con la carcoma de la soledad que engrandece el misterio. 
La vida es ambigua, siempre lo es, siempre debe serlo, sorda a los oráculos, quemante al fuego del salmista que distancia al funeral del desamor de la providencia del deseo inveterado. 

1 comentario:

  1. Creo haber entendido lo que has escrito, Sonámbulo. Esa vida tan diferente en distintos momentos y que hay que sortear hasta saber entenderla. Comprendo que no hay que tomarla como es sino como viene... y hacerla cómplice con quien te quiere o a quien quieres.

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