sábado, 11 de enero de 2014

MI HAMMAM

Los hammams forman parte de la vida sonámbula, por su silencio perdido por los susurros encendidos o por el ambiente que crea quien o quienes lo habitan, la espiritualidad de las sombras imperceptibles, de nubes perdidas de vapor, sueños líquidos, o de los que se invisualmente, inoralmente, se comunican para llenar las vidas de quienes desconocen que las tienen. Mientras duran esas sensaciones el tiempo simula detenerse (nunca se interrumpe... lamentablemente), crear un destino de seguridad, como si existieran dogmas veraces, sin aristas. Pero no... hay que salir a ser arañado por la luz de la realidad, el destello de las gravedades, la mecánica impura de revoluciones sin sentidos y sinsentidas .
Detrás de la humedad del agua está siempre la vida, éso consuela, como lo es el sueño del que sabes despertarás con los ojos débiles, sí, pero con el convencimiento de haber vivido lo que otros nunca vivirán como uno lo ha hecho. 
Hoy, mi cuarto de baño ha sido mi hammam, mi retiro espiritual rodeado de luces tililantes y sándalos envolventes; y mis sueños vigiles se han vuelto tratables, sin olvidos, presentes como el destino que se niega a jugar las cartas marcadas. Hoy, los duermevelas que me envuelven huelen a olores indefinidos, sucedáneos de otros que mi pituitaria nunca olvidará.

1 comentario:

  1. Qué hermosos tus pensamientos.
    Yo también convierto mi cuartito de baño en un hammam del que salgo convertida en otra. Muy terapéutico.

    ResponderEliminar