miércoles, 1 de enero de 2014

A UN NUEVO AÑO

Cada ciudad es tan distinta como ojos la miran, le dijo alguien al Sonámbulo en una ocasión, como cada mujer, hermética y recóndita o ensimismada, y se le ama ... o no. Y  es uno siempre el conquistado: siempre deja un sabor suave en la boca, como de albahaca. El problema es cuando el corazón ignora que existe, que no se busca, que se ha desusado en el entreacto de una vida estéril, sin esperar esa resurrección esperanzadora que modula un espacio vacío. En cierta forma es como los comienzos de los años, constantemente venideros de momentos, de estrellas no fugaces ni leds fríos y sin calor. La vida es más... mucho más... y con fecha de caducidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario