martes, 31 de mayo de 2022

AGUAS MOGADORIANAS


 

Cuando se presenta el gran azul en frente, la memoria regresa a Mogador, al roce de su arena en los pies descalzos, que no es la misma arena que se ha pisado en otros momentos y en otros lugares...a oler el aroma casi asfixiante del salitre sobre las barcas recién varadas que han traído la generosa pesca del día y que será subastada. Huelo aún sus sardinas que hechas sobre una primitiva brasa alimentaban a quienes aspiraban a comerse una parte de océano entre sus dedos. 

Mogador impregna los sentidos si se pasea por sus calles cuando el sol comienza a debilitarse, a subrayar su ausencia. Es entonces cuando se cocinan esas fragancias difíciles de catalogar, siempre delicadamente salpicadas de especias que estimulan los sentidos para desear (¿no habrá otro verbo...?)  llegar cuanto antes al domicilio donde se habite. Asemeja a un nuevo deslizamiento en los sentimientos del amanteamado que se siente burdo adolescente entre tiznados ojos que él quiere que sean lujuriosos, y lo son, como los de él, ebrio de palabras, espiral de deseos (¿no habrá otro sustantivo...?) que broten de sus labios para ser eternidad dibujada entre dos anatomías que se buscan y encuentran sin otro fin que el solo hedonismo.

El agua que azota Mogador es atlántica, y junto a su viento, le peculiarizan, le hacen ser de olvido imposible, desordenan y vuelven a ordenar aquellas imágenes deseantes y reales que, hoy, viendo este gran azul, es imposible despejar de la mente del Sonámbulo que observa un Mediterráneo, que aún sonando serratiano, no cumple la finalidad de despertarse en el eco de sueños creados solamente para su amanteamada.

2 comentarios:

  1. Leyéndote asi, de buena mañana, Sonámbulo, invita a respirar hondo y enfrentar el día con fuerzas renovadas
    Un abrazo desde el puerto de Mogador

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  2. Sonámbulo02 junio, 2022

    Resulta terapéutico el recuerdo de tiempos pasados que llenaron el alma sin percibirse de ello. Más aún cuando se espera impacientemente poder volver a hacerlo, regresar a recuperar aunque sea ficticiamente, momentos inolvidables que bien valen una vida, miradas tan profundas como la fosa de las Marianas, silencios tan valiosos como la mejor obra mozartiana.
    Hoy, ya de regreso de ese gran azul, el Sonámbulo añora lo que nunca debiera añorarse...

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