martes, 24 de diciembre de 2019

PASÓ...SIN MÁS.


Echo de menos el gran azul, aunque solamente sea para pedir que me socorra, tocarlo como se toca a un animal equívoco, un animal que se coma la tierra y luego se confunda con el cielo para percibirla una vez más. 
La veo en mis sueños y la confundo como la isla en donde vive el Garoé, aquél de los históricos bimbaches, para llevarla conmigo hasta su sal y beber su agua en su mágica "lluvia horizontal". Y la agrupé en mi retina y me transformé para sentirla como se acomoda quien se ama sin piedad, sin retroceso, hasta el final, como si fuera esa Ítaca a donde todos regresamos para sentir sin pensar.

En ocasiones, los Sonámbulos sentimos como las islas, nos convertimos en oráculos de la nada, desolados ante un diario sin alimento que llevarnos a la boca del alma, sin esa huella dactilar que dejar sobre otra piel, solamente oyendo la voz de un Ulises que grita por las calles de esa Ítaca que solo habita en nuestra mente, presa, enclaustrada en el interior de voces que le reclaman y a las que desea ser inaudible a sus sonidos porque al fin descubre que la verdadera distancia se mide en miradas, nunca en palabras... como aquéllas del distrito parisino 18, siempre decadente, artístico, jazziano, lleno de vida, de colorido, con aristocráticas familias venidas a menos pero con esa altivez que distingue a quién fue y ahora no es. 
En definitiva, quienes ya no están o se siente que no habitan nuestra presencia, no siempre tienen ausencias discretas, sino que se tornan indescriptiblemente muy suyas, con sus biografías a cuestas, inserenamente vitales prolongando la vida de cada instante que se comienza a vivir de otra forma, con otra proliferación de sensaciones por aprender...como en Esauira, ese Mogador de ARS al que siempre que se regresa se halla una nueva existencia.

2 comentarios:

  1. Aunque siempre es bueno sentirse apartado del "mundanal ruido" ... siempre se necesita ese hombro, esa mano, ese "Estoy aquí" que dejas intuir en tu relato. Felices Fiestas, Sonámbulo. Un muy fuerte abrazo o beso, o lo que sea.

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  2. Gracias, Anónimo. Acabo de leerte.
    Y sí, para querer hay que quererse previamente, y necesito de vez en cuando ese escape hacia el infinito de la finitud, para aspirar a ese amar tan elevado al que solo puede aspirar el humano, aquél que pudiera estar confeccionado de amistad y erotismo al mismo tiempo.

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