miércoles, 29 de marzo de 2017

EN EL ALMA


Le contaba a ARS cuántas personas he recomendado, y han ido, a Mogador a dejar allí sus penas, sus malos recuerdos, y dejarse atrapar de sus sueños paradójicos, ésos que deben interpretarse de forma asfixiante, como la última inhalación, el concluyente vestigio de oxígeno que alimenta el pensamiento y le obsequia con la verdad más absoluta a la que nunca antes había pensado que existiera. 
Hoy le añadiría que esa verdad es la mujer desnuda vestida de tatuajes que al caminar queda despojada de cualquier aditamento y matiz que dibujara su anatomía creando ese jardín efímero, desvanecido y fugaz que alimenta cualquier introspección. 

Mogador se lleva siempre en el interior tras haberlo conocido, con ese secretismo que genera el placer extremo, el hedonismo más insondable al que pocos pueden llegar, como ese jardín secreto en los ojos de quien sabe ver lo que otros nunca podrán siquiera imaginar.

3 comentarios:

  1. Todos debiéramos tener ese jardín secreto por el que pasear, aunque sea sin compañía, sí. Quiero ir a Mogador.

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  2. Secretismo....placer extremo... jardín secreto en la mirada.... me encanta iré a Mogador seguro ya que tus palabras incitan e invitan a ello, pero con esos ingredientes anteriormente nombrados en cualquier sitio esta la magia

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    Respuestas
    1. Sonámbulo01 abril, 2017

      Agrada conocer que las sensaciones son contagiables. Un consejo, si me lo permites, cómprate antes de ir EL QUINTETO DE MOGADOR, de Alberto Ruy Sánchez (ARS). Te ayudará a encontrar lo que buscas...porque siempre estamos en constante búsqueda.

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