sábado, 1 de noviembre de 2014

DESEOS DIFUSOS


La vida misma empuja en ocasiones a cancelar mundos afectivos, pasados que otrora fueron apasionadamente reales, como esos golpes de mar que mecen el casco del barco, y que llega un instante resulta imposible ser resistidos, conduciendo a un naufragio imposible de ser aguantado. Enmarca esa zozobra de sentimientos a una playa enmarañada de melancolía que el humano no entiende, que le fusila con balas que no son de fogueo, que le vacían de futuros y llenan de dolor y delirios, de reacciones desconocidas y nunca deseadas. Sin embargo, siempre el ingenio, ese lugar de la mente que invita a descubrir Mogadores ignotos, incitaciones desconocidas y alteradas para un equilibrio rutinario y placentero, aparece y llena de recuerdos, palabras entrelazadas de sonidos, olores e imágenes que se resisten a ser pretéritos. Y es que el humano es un amasijo de sentimientos imposibles de ser borrados, enclarecidos por mucho que piense que con darle al Supr del teclado del ordenador es conseguible. Es así.

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