martes, 11 de junio de 2013

SUEÑOS... TAL VEZ


Todas las ciudades recuerdan a Mogador. Sus óxidos simulan la sangre coagulada, las llagas de las piedras, hasta el resplandor de las farolas en los charcos. En ocasiones incita a creerse que es el emplazamiento de una pusilánime tregua de la edad que obliga a ser aceptada como eterna, que embriaga sus neuronas hasta hacerla verídica. Lo único que varía es el sonido, el discrepante mecer del agua sobre aquellas murallas oradadas por un océano batiente, sin piedad a nada ni a nadie, que no escucha sino que se hace escuchar deliberada, ansiosamente, como el deseo que va y viene, que viene y que va sin alcanzar nunca su destino... En ocasiones, el sufrimiento se confunde en las arrugadas sábanas húmedas de una ciudad amotinada y gimiente como el gozne oxidado, también, de una puerta que se cierra.

2 comentarios:

  1. Si los sueños flotaran sobre nuestras cabezas, se vieran y pudieran cogerse para ser leídos, estudiados, meditados...

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  2. Sonámbulo16 junio, 2013

    Entonces dejarían de ser sueños... serían... otra cosa.

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