En ocasiones, el amanteamado se comporta huracanado, sin concierto estable para sí ni para el otro. Es esa estancia abierta al interior y que está expedita a las ventanas de los cuatro límites, clamando por ahuyentar ese comportamiento censurado por los que son lo que otros exigen que sea.
¿Debo dejar que brote esa llama invisible pero sentida...?- preguntó-. ¿Quieres carbonizarte o sentirte...?- le contestó. Tuya es la decisión... como siempre.
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