viernes, 13 de enero de 2012

VIDA


Estoy convencido que nunca se sabrá el origen de nuestras ideas, el por qué de nuestros pensamientos continuados en años, cómo van y vuelven, o no vuelven y acaban sucumbiendo a otras realidades que son, o no, relatos oníricos solamente. ¿Por qué un buen día nos perdemos en mundos que nunca supimos iban a mediatizarnos?, ¿qué nos lleva a respirar una atmósfera de olores y sentimientos a los que jamás nos sentimos empujados...?, ¿qué surge en un momento entre dos seres para que sobre cualquier existencia viva a su alrededor...?.



Un libro que leí hace un tiempo hablaba de un metereólogo que estudiaba las nubes, nefología lo llamaba; y los truenos, y brontología lo calificó; y las lluvias, umbrología acabó titulándolo. De hecho, el nombre del texto era El libro de las nubes. Excelente relato de una joven mejicana residente en el Berlín de nuestros días. ¿Y cómo deberíamos bautizar el análisis de los deseos...? ¿Existe una sola palabra que acredite el estudio de esa sensación indomable?. Anhelología no se oye bien. ¿Y si lo llamamos simplemente VIDA con mayúsculas...?

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