domingo, 7 de noviembre de 2010

PERÍODO DE REFLEXIÓN.

Estoy convencido de que tenemos una intrahistoria, como una corriente subterránea que aumenta la acústica de lo que ansiamos, que besa los cimientos y anima a justificar lo que en la superficie crece, pero ¿existe una suprahistoria que nos llene de interrogantes por las casualidades que generó aquel conocimiento casual, aquella ácida conversación, aquel paso dado en falso...?. Hay tantas dudas... tantos manifiestos solamente de cara al exterior que es cada vez más necesario acudir en busca de ese vacío del que hablan los budistas zen, esa no-existencia que insta a seguir lo que de verdad tiene valor. Se confunde demasiado, como dijo el gran Wilde, valor y precio, y en escasas ocasiones se advierte que lo único es minúsculo, y obviamente muy escaso, ¿será porque, también, pocos son los que acceden a él...?.
El Sonámbulo se resiste a ser contaminado, busca la armonía consigo mismo y los que le rodean. ¿Es hedonismo su reacción?, se llegó a interrogar. De ningún modo: es su propia historia que le conduce por caminos que conducen a proclamar momentos felices para los demás y para él mismo.

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