miércoles, 28 de octubre de 2009

DEJAR HUELLA.




"Hawa y Aziz salían del hammam metiéndose en la red de callejuelas con la certeza de quien pisa un camino más de cien veces recorrido. Pero a ambos les gustaba dejarse llevar por la sensación de que algo especial en el aire alrededor de ellos los hacía respirar más hondo y les permitía sentir en todo lo que encontraba su mirada o su tacto, una forma de intensidad que de pronto crecía. Como si las cosas se erotizaran a su paso. Como si todo en el mundo les hablara de la intensidad posesiva que los ataba, que en la misma fuerza del nudo les consumía.

Al salir del hammam toda la ciudad se volvía una prolongación de las sensaciones que habían tenido dentro".

(De La huella del grito. De ARS)


En ocasiones es necesario abstraerse de lo rodeante, introducirse en la burbuja que nos tiene y la tenemos, que nos inspira y la expiramos. La fuerza debe ser siempre alimentada por otras fuerzas.

Nunca el grito puede salir de nuestro interior si el impulso del instante no ha surgido primero, si el mismo grito no sabe si es principio... o fin.


"Después del grito, lanzaste hacia atrás la cabeza tensando como un arco la espalda, abriendo un hueco luminoso entre la cama y tu cuerpo"

(De La huella del grito. De ARS).

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