jueves, 16 de abril de 2020

CATHERINE M.


Uno de los libros más revolucionarios en materia sexual que se ha escrito nunca es La vida sexual de Catherine  M. en donde su autora muestra su propia experiencia vital en el mundo de lo sexual, ¿o debería decir "genital"?, sus sensaciones y prácticas, así como las características que se manifiestan en una mujer cuando la atracción y el contacto se muestran partícipes con amadosamantes o no, esa "petite mort" con la que las francesas califican el orgasmo femenino. 
Son escasos los textos al respecto. Posiblemente fuera D.H. Lawrence , autor de El amante de Lady Chatterley haya sido quien  describiera el placer femenino de manera más extraordinaria, aún siendo hombre. Anaïs Nin comentó en una ocasión que lo describía tan bien como si él fuera mujer. Y es que Lawrence pasó muchas horas con mujeres, noches enteras  de conversación al calor de la chimenea. Las observaba, las hacía hablar, las escuchaba tras hacer el amor con ellas...y así logró ser doctor en el sentir femenino de su actividad sexual y amatoria ocasional. 
De Catherine M. muchos autores de inmensa valía literaria, como Vargas Llosa, han calificado sus experiencias narrativas como orgasmos escasamente placenteros y más relacionados como mecánicos, resignados y hasta tristes... Posiblemente sea cierta esta apreciación dada la inmensa cantidad de amantes que pasan por ella en el libro autobiográfico y que dejan de lado esa química tan precisa cuando algo que se desea es obligatorio que extienda en el tiempo. Me cuesta a mí también creer que pudiera llegar a descubrir novedades en quien estuviera con ella más tiempo del preciso para conseguir esa "petite mort" de la que se habló al principio. Sin embargo, la revolución de su libro fue que introdujo a la mujer en el mundo de la satisfacción sexual, algo que no gustaba ni llegar a pensar que se necesitara en líneas generales por cualquier humano que no fuera el hombre, aunque, insisto, dejara de lado ese erotismo tan necesario que es la banda sonora que siempre debe acompañar una extraordinaria obra de arte.

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