sábado, 19 de abril de 2014

CON UN BLUES DE FONDO

Al fin descubrió que el pasado es un reino de arena en donde o se hunde o se extravía,  donde es imposible escribir porque las dunas se ocupan de enterrar los pensamientos que se temen decir, al tiempo de sentir esa perezosa felicidad que en algún instante se pensó existiera. El Sonámbulo siente que ha de partir, que hay sitios en el mapa que desperdiciará no haber conocido, donde nunca dejará huellas en pieles adormecidas ni en ojos serenos de conciencias eternamente seductoras. Reconoce que sus naufragios siempre han sido conscientes, nunca ignorantes, constantemente batientes de una vida en absoluto huyente, siempre desviviéndola, como este día que nunca más regresará. Será por ello que le interesa lo que leyó en Los nombres del aire, de ARS, en donde escribía de una secta que rompía rocas con la esperanza de encontrar en su interior paisajes o escenas de días y noches atrevidas, ideas que sentían que los humanos pueden apresar en su interior y que los pensamientos más intensos de los hombres, los deseos, se encuentran en su interior. 
Siempre pensó que nunca es positivo seguir a quienes siempre miran lo que pasa, sin saber que éso es lo que pasa... y que jamás han de olvidarse los lugares en donde se ha nacido, por múltiples ocasiones que haya sido. ¿Será por ello que sin horizontes que ver no se ve ni de cerca...?

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