domingo, 8 de mayo de 2011

PIEL

Me preguntan el motivo de poner fotografías de mis viajes sin que deban tener estricta relación con el blog. Les digo que todo tiene relación con todo en nuestra casta, que cualquier insignificancia no lo es si se sabe ver y no mirar...


Los sentidos se poseen (SE POSEEN) para ser usados de la forma que cada interior comprende han de usarse.



Mogador se está preparando ya para su festival de gnawa, allá para junio, con la parsimonia e improvisación justa. Dicen que la esencia de esta música proviene de la percusión de sus tambores, de la piel que utilizan en su confección, de sus derabucas que hablan de un pasado que se hace presente.



Me contó ARS y lo escribe en Nueve veces el asombro, que mantienen los más mayores mogadorianos que la piel tiene un nombre que es sinónimo de tambor, y que hace siglos, antes de sepultar a un muerto, le quitaban su piel y hacían un tambor con ella y que por ello algunas casas muy antiguas tienen colgados unos tamborcitos a los que veneran con devoción y ocasionalmente los descuelgan y hacen sonar como muestra de respeto. Con frecuencia son colocados donde los vientos alisios entran con fuerza a la ciudad desde el mar y los sacuden mostrando notas hondas, tenues y acompasadas. Por eso a este tipo de viento del atardecer lo llman Viento Réquiem.



Me pregunto si el éxtasis al que se llega con la primitiva percusión gnawa es producto del sonido de espíritus pretéritos que una vez al año se reunen para dar rienda suelta a sus pasiones, como las que los sonámbulos creen ver cuando el sonido de la piel por las yemas de otros se escuchan al ser acariciadas. La piel nos habla cuando poseemos o nos poseen, cuando deseamos o queremos ser deseados. Tocar, inducía mi ceramista de cabecera, Fernando, en una exposición magnífica de su obra terrenal: Tócame, se titulaba. Animaba a saber cómo se había hecho, como había llegado a respirar sus secretos, a conspirar con y contra él ... Y la única forma de saberlo era... tocando el barro cocido que la confeccionó, que la hizo hierática y pulsátil al mismo modo.

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