Releo Los jardines secretos de Mogador en este día climáticamente inmisericorde, mentor de un calendario que ya nos vaticina deseos desenmascarados de silencios y sonrisas. Me llena El jardín más íntimo, en donde recuerda a Henri Michaux introduciéndose en la manzana, esa primitiva fruta que parte por la mitad y le recuerda a ella, a la que obsesivamente toca y lame en cuanto la tiene entre sus brazos, sed deseante, o cuando colocándose al otro lado de la cama, la observa desnuda, con su fruto aún más deseable, le mira y ella le habla sin palabras, solo con sus negros ojos, los que llaman la atención a cualquiera en plena noche por las plazas de Mogador, plenas de anhelos, mientras camina delante de él, cimbreante, sugiriéndole.
Y concluye diciendo que es su jardín más íntimo, en donde querría estar, ahí adentro, plenamente, perdiéndose por su laberíntico camino de seducción.
Eros no lo podría describir mejor.
ResponderEliminarY a renglón seguido, se puede visitar "El jardín mínimo de piedras al viento". Un concierto celestial para los sentidos...
ResponderEliminar¡Buen día y suerte!
Muchas gracias y disfruta el hedonismo, religión universal.
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