miércoles, 23 de enero de 2019

DEPENDE


Me dijo que tenía vocación de curva y no la entendí, y que había olvidado el ángulo de las palabras. Y seguí sin entenderla. Me afirmó saber que en un tiempo supo que lo fue todo para quien amó, incluso frontera o anticipo, y ahora intuye que es su contraseña, ésa que le abre los precipicios por donde cabalga su solitaria figura, la que le permite entrar en su ausencia y acariciarle sin que sepa que lo está haciendo... 
Finge delante de todos su atrapada normalidad social para que desconozcan su verdadero DNI espiritual, acepta ser el complicado crucigrama de las hojas del periódico que muchas manos lo han desnudado de su primitivo color. Adorna su vida con diletantes suspiros que enturbian la cordial vida que nunca tuvo y siempre deseó no desear. Su sinceridad es ya un dibujo hecho sobre otro dibujo, el último somnífero del vampiro antes de llegar la luz...
Las mejores llamadas son aquellas que no se esperan me dijo un día mortífero de calor bajo una palmera que se resistía a dejar de agarrar sus raíces a una tierra que le despreciaba. Le pregunté si en alguna ocasión había deseado y me contestó: Depende de quien pendiera ese deseo... 

2 comentarios:

  1. Qué bonito lo de la contraseña...

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  2. Es verdad, las mejores llamadas son las que no se esperan pero se desean.

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