Lo sutil del caminar fue lo que le distrajo de lo cotidiano, rutinario, habitual del día a día.
El hechizo de aquella sombra le hizo voltear su mirada y sentir que estaba siendo cautivado por un tipo de atracción de la que no podría desligarse sin sufrimiento.
Pudo ser el hedonismo al que como un converso estaba adscrito lo que le empujó a ser un clandestino sentido inexplorado que hipertrofiado de su cuerpo se manifiesta en contadas ocasiones para ser investido por la deseada transparencia. Y qué desliz sentirse único porque lo que hacemos nunca es mudo... Lo será el pensamiento, que vestido de deseo asimila cualquier detalle de quien ansiaría para recorrer sus arrabales, sus ensanches y suburbios. Pero esa mirada de primavera, esa discreción...tan llamativa, ese olfato que distinguió su piel aromatizada con su perfume...el perfume, le hizo adivinar cuál podría ser la orilla en donde se pudiera suceder el casual encuentro.
El perfume es el olor de los recuerdos ; es ese aroma que embriaga y nos hace sentir y revivir sensaciones .
ResponderEliminarMe agrada que haya pensantes como yo que valoran las sensaciones. El perfume memorizado nos transporta a momentos, intensos los más, en donde el tiempo se detuvo y solo el instante vital superaba cualquier otro mensaje rodeante.
ResponderEliminarRelaciono cada aroma con una persona a la que entregué mi pensamiento. Desearía no hacerlo pero me es totalmente imposible impedírmelo.
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