lunes, 6 de febrero de 2017

VER PARA POSEER


Ayer me lo confirmaba una persona a la que conversando hace un tiempo le comentaba que solo lo que se ve con los propios ojos nunca nadie podrá arrebatártelo Lo ha constatado. Por fín, me lo reconoció. Está soltando lastre.
Y es que podrán quitarnos nuestras posesiones, pero nadie podrá desposeernos de aquella puesta de sol sobre un Índico descomunal, o el silencio maiestático en la ladera del Kilimanjaro o en las aguas tranquilas de la bahía de Ha Long, o del estruendo visual y auditivo de las calles de El Cairo a las tres de la madrugada  que junto con las de Saigón (hoy Ho Chi Minh City, por cierto) son las más ruidosas que he podido conocer hasta el momento. Son imperecederas y, probablemente nunca cambiantes, como la esencia de la película Una cuestión de tiempo, film que pregona la posibilidad de que alguien pueda volver atrás en el tiempo y cambiar las situaciones que desee...y que no lo hace. Y es que los momentos fraguan la personalidad y las relaciones de la vida de cada uno, le enseñan a amar lo que un día puede llegar a irse, la vida, y sus vidas entrelazadas, ese inmenso don al que no le damos la importancia que tiene porque parece que siempre será eterno, cuando no es más que  ausencias indeseadas preñadas de amargura.
A veces pienso que cuando se quiere de verdad, lo que sea, la verdad nunca sale perjudicada sino que hace más sólido al amante, más rico para desear darse más al amado, aunque lo ignore, como esas palabras que son capaces de incorporarse a nuestra piel para vivir siempre con nosotros, tatuadas indeleblemente. Probablemente por eso los viajes sin fotografías exigen más memoria que recuerdo...

4 comentarios:

  1. Sería bastante terapéutico ( si fuera posible ) retroceder en el tiempo y hacer cambios vitales que ayudaran a vivir mejor el presente ,aunque posiblemente eso conllevaría a vivir con menor intensidad el famoso y manido " carpe diem " .

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    1. Anónimo, yo te recomiendo el olvido. Ése sí es terapéutico. Nunca la amnesia obligada es concluyente, es cierto, pero sentir culpa por ese olvido fallido hace más daño que el propio olvido. Nuestros actos, si se saben modular, siempre acompañan positivamente al humano, le concilian con la armonía de poder seguir viviendo lo mejor posible, con ese carpe diem del que bien hablas. Noto que te cuesta caminar, y si estamos en el camino debemos sentirnos parte del mismo. Te noto sufriente. Yo te aconsejo que te busques. Posiblemente llegues a encontrarte. Muy posiblemente.

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    2. Es necesaria la amnesia , si , pero nunca obligada . Decía Mario Benedetti que el mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón .
      No se trata de olvidar sino más bien de aprender de los errores , mucho mejor recordar sin dolor que evitarlo a través del olvido .

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  2. Anónimo, igual que para ser extranjero basta viajar, para sentirse menos extranjero ayuda que los demás también hayan viajado.Por ello, quien no haya sentido nunca el dolor de no olvidar, ese resentimiento que anula cualquier digestión, nunca podrá sentirse en paz...y créeme, merece la pena sentirse en paz, apasionadamente en paz, desenfrenadamente en paz, aunque haya que ceder parte de algo, incluso, créeme, parecer débil ante los que nos observan. Y no, porque ser fuerte es más que parecerlo, hay que sentirlo. Una cosa más, y disculpa que me extienda sobre sentirse en paz: la paz es un concepto previo a todos los otros, que por lujosos que sean (o que parezcan...), son un lujo posterior a la paz. Pero también es una consecuencia que no vemos conseguido del todo: como el amor, que jamás se termina de hacer, como la vida, que jamás se agota, aunque nosotros lo hagamos.En definitiva, créeme, paz es amor, a uno mismo principalmente, y luego a todo lo demás.

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