sábado, 4 de septiembre de 2010

LA TORRE DE LAS GRANADAS


Jassiba le enseñó a su sonámbulo el llamado "cuarto de los fantasmas". Él creyó al principio que le había llevado a la torre de los enamorados. Ella le contestó que todas las historias de amor son historias de fantasmas, "estar enamorado es estar poseído por alguien. Cuando una desea, se vuelve como una casa llena de fantasmas". Siguieron avanzando por el ryad y llegaron a una estancia en cuya parte superior de la puerta se veían granadas dibujadas en azulejos. Era la Torre de las granadas. Había libros por todas partes, flores en macetones de cerámica esmaltada y alfombras con motivos florales bordados en ellas. Jassiba le dijo que su abuela, ávida de todo aquello que tuviera que ver con el deseo, era una gran entendida de jardines y jardineros. Añadió que los jardines eran solo un primer paso para el deseo, "admiraba a todos aquellos que vivían sus deseos con tal intensidad que llegaban a mezclarlos con la naturaleza. Le fascinaban los jardines más extravagantes y las historias de cazadores de orquídeas".
Las historias de aquellos libros contenían vidas de personas pasionadas por los jardines, que crearon, dentro y fuera de su imaginación los jardines más bellos que nadie pudiera creer. El padre de Jassiba fue uno de esos jardineros "amateurs" transformados por lecturas de intensidad obsesiva, como bien recoge ARS en Los Jardines secretos de Mogador. Jassiba abrió la ventana en un momento de recogimiento "álmico", y el olor a magnolio, ese olor excesivo, inundó la estancia y les instó, animó... casi obligó a sellar ese momento de la única forma que saben hacer los enamorados. Y en ese momento descubrió él aquel lunar que Jassiba ocultaba, herencia de su abuela y que motivó versos y poemas de poetas de la época.
Otro día hablaremos de aquellos poemas de los que la abuela de Jassiba se sentía tan orgullosa y que solo uno de aquéllos había conocido verdaderamente.

1 comentario:

  1. Gracias por dejarnos este oasis de paz y deseos influenciados por el escritor Ruy Sánchez, al que he llegado a leer su obra por ud. Continúen los dos, por favor.

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