El conocimiento siempre es saber cuándo algo se sabe y cuándo no se sabe. Mientras tanto es solo el compás de una intuición repetida que engaña a los sentidos y en una proporción muy elevada de los casos les hace fracasar, y sufrir, mientras en otra singular cantidad de ocasiones les proporciona una segunda o tercera vida de la que nunca hubieran siquiera imaginar. Decía María Zambrano que si los sueños no fueran un cierto modo de despertar, pasarían inadvertidos siempre.Sucede en cierta manera como cuando se dan pinceladas del mismo color, una sobre otra, otra sobre una en un lienzo, y que aún siendo el mismo color siempre, nunca es igual, siempre fantasea el estigma de un brillo, una sombra que le hace diferente.
Pienso que la esperanza, esa palabra denostada por el hiperrealismo vital que tan solo llega a ser historia por la huella que deja de tantas repetidas ausencias es lo que el humano añora y busca, y rastrea hasta hallar esa plenitud que exige siempresiempresiempre saber vaciar, procurar un vacío para que la holgura sea satisfactoria.
Hay quienes miran lo que sucede frente a ellos, sin saber qué es lo que sucede. Y no siempre porque sea un espejo lo que miran sino porque el hábito les ha ensortijado de tal manera que no saben salir del laberinto, ése del que habla el sabio cuando le dice al humano que nada es sencillo sino que siempre todo se debe hacer con sencillez, como el amor, que no precisa grandes escenarios, solo uno, el que el amadoamante ha escogido en el momento oportuno, el lugar oportuno, la edad oportuna, apurando el sentido oportuno.