sábado, 28 de marzo de 2015

WHY NOT?


En algunas ocasiones las palabras tienen aroma a jazmín, por más que el tiesto esté resquebrajado y herido de muerte, por más que al sol le cueste convencer al ánimo de que existe vida mientras hay suspiro. El colibrí se nutre de la flor, el amadoamante del deseo. Y por mucho que se autocomplazca de que la finiquitud asoma por el horizonte, siguen decolgando las vides por sus hombros la lujuria morada de sus venas, latiendo al compás del tiempo que aún le queda, del destino, ese furtivo que no oímos, no vemos, que finge escaparse o acercarse, que siempre cumple sin saberlo, y cuando ya se sabe es demasiado tarde. 
Destino y deseo comienzan por la misma letra, la d de desnudez, palabra que hace pensar que todo lo que nos echamos encima son disfraces, equivocaciones, escaparates de frivolidad que ocultan la auténtica verdad, la desnudez imprescindible para amar y ser amado.
Siempre hay que esperar esa luna con su luz salvaje, tanto en el ocaso como en el alba, que nos proporcione esos instantes de libertad absoluta, de misticismo auténtico, de momentos esencialmente autistas vigilantes de élella. En ocasiones, el Sonámbulo recomienda aguardar, sentirse (¿sentarse?) para entenderse, porque la esperanza, para ser ella misma, debe ser más ciega que la fe, convertirse en una enfermedad mortal de la que no se acaba nunca de morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario