sábado, 19 de diciembre de 2015

REDUCCIÓN NECESARIA ANTE UN CRUCE DE MIRADAS


Cuenta ARS (en Nueve veces el asombro. Alfaguara.2005) que en Mogador hay un reloj muy respetado. Es el mar. Conmueve la insistencia de sus olas que vienen y van, que van y vienen sobre las murallas sembrando en la ciudad una terca sensación rítmica que invade a toda la población. Añade que la humedad de la piel, de la ropa, de los libros, del aire, es una clara medida del tiempo. Posiblemente por ello dicen que en Mogador el tiempo es líquido. Afirman que calma la sed y ayuda a los amantes. "Al amor dale tiempo" es algo que allí se oye con frecuencia. Saben, imagino, que la humedad hará el resto.
Los amadosamantes saben cuándo han nacido para ser ellos. Desprecian ese desaprendizaje al que algunos se obstinan en alejar. Ignoran que , como los espejos son expertos en apariciones, también los ojos de los humanos descubren cuándo la mirada se hace una. Y es que hay miradas que no pueden ser eludidas. Parecen circunstanciales y en realidad están hablando: "Ven, te estoy esperando... reesperando...", dicen. Se entrecruzan por una avenida y por más que se esté rodeado de gentío, se atiende esa perorata que impide no volver a cruzar ese misterioso vacío que han provocado el STOP de los viandantes, que se han convertido en virtuales, transparentes a dos miradas que nunca más serán las mismas.
Lo dicho me recuerda que nunca lo planeado sale como se ha imaginado. Es como al día, al que hay que cogerle desprevenido, como por sorpresa,  levantándose dormido. Por ello, lo espontáneo, siempre, es lo más desinteresado, pundonoroso, honesto, sincero.

Los que han estado en Mogador saben de la magia que envuelve esa brisa atlántica de la que nunca nadie se desprende del todo, de la que siempre se nota en la epidermis de la cara recordando esa finitud vital a la que nunca se hace mención y a la que puede engañarse tan solo con el mundo de los sentidos.

1 comentario:

  1. Reesperar, un verbo que seguro no está en la Real Academia de la Lengua pero que está muy vivo. Quiero creer que todos estamos siempre reesperando lo mismo, lo que como tú dices muchas veces se desea, por encima de todo, a pesar de todo, y que simplemente, lo es todo.
    Muchas gracias por existir, Sonámbulo.

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