El Sonámbulo leyó una vez a Caballero Bonald que la vida a veces vira con invariable virulencia y busca la indefensión del desganado.
Le entendí, entró como por ósmosis en mi alma aquella sensación que creía ya olvidada de quien ya ha perdido el deseo, la esperanza, la historia por escribir, la paloma que acerca el mensaje...
Afortunadamente fue un pensamiento extramuros del tiempo, memoria barada en las profundidades de ese gran azul que ahora veo moverse con letárgicos vaivenes, creando una espuma de sales curativas.
Hoy, le diría al gran poeta, que con el enorme respeto que me inspira, no leyera cartas de infortunios, de criaturas taciturnas llenas de furias e infortunios, de deudas incorregibles por humanos que han llenado los burdeles de las mentiras de historias que nunca han sido las nuestras, que olvidara la carterva de improperios y ecos abdominales percursores de dolores inservibles, como todos, seamos sinceros. En defintiva, que predique el hedonismo en sus palabras y que invoque a Hermes, dios de los viajeros, a partir, siempre partir, partir, partir..........
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