viernes, 9 de agosto de 2013

IGNORANCIA PLURAL...REALMENTE

Te daré el ejemplo más simple para que pruebes un momento feliz, sin lujos. Tuesta en fuego muy bajo la rebanada de pan que sobró de anteanoche. Espárcele encima una cucharada pequeña de azúcar moreno. Exprímele la mitad de una naranja madura madura y échale por los lados y en el centro un chorro exiguo de aceite de oliva. Morderás un sabor antiguo como las islas del Mediterráneo, sentirás que el ser humano podía ser feliz y rico con muy poca cosa. Sabrás que la escasez y el deleite no son incompatibles. (Tomado de Tratado de culinaria para mujeres tristes, de Héctor Abad Faciolince).

Así, sin excesos ni fuegos de artificio erróneamente prestigiados, sin grietas que oraden lo simbólicamente creado, se asisten los amantesamados, aprendices de Sonámbulos ávidos de estar siempre despiertos para contemplarse y desengañarse  c o n s t a n t e m e n t e. Se crean esa gloria de estar los dos donde solo estuvo uno, como si realmente hubiera estado esperando inútilmente su paso, sintiendo que la ausencia era plenamente inasumida. 
¿Y cómo seré yo cuando no sea yo?, ¿cuando mi cuerpo sea otro, otra mi sangre, otros mis ojos y otros mis cabellos?. 
Pero esa noche en la que sus fantasmas son sus amantes siempre, él fue el que entró y salió de sus sueños virtuales, y buscó su grito, el que describió magistralmente Alberto Ruy Sánchez (ARS) tras el que abrió su compuerta de fantasmas. Y ávidamente hicieron el amor con ellos hasta que otro grito largo, feliz y felinamente sostenido, le hizo sentir que nunca saldría ya de aquel  grito invisible que es para él su cuerpo (Versionado de La huella del grito)
Realmente sería útil despejarse de la ignorancia plural que nos rodea, con ese aroma impreciso a cortezas podridas, ecos de un fragor distante y mortecino i n c o m p r e n s i b l e.

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