En un muro de la plaza de Mogador, un fotógrafo del lugar colocó las fotos de un cambio muy significativo de las colinas que rodean la ciudad y que hoy compartiré con vosotros, como antes hizo ARS.
En esas colinas, una mujer sembró unas plantas llamadas Esclavas del Arco Iris. Sus flores son exquisitamente brillantes, magníficas en su color único y perecedero porque duran solamente un día. Tras retirar sus pétalos secos, nace otra al día siguiente, distinta en color pero igualmente preciosa y deslumbrante. Hay personas que las siembran pero pronto abandonan el intento porque precisan una dedicación de la que ellos se saben no poder continuar... De allí su nombre. Esa mujer, Lalla, se tornó esclava de la flor, se integró en el significado de su nombre, y se viste cada día de colores distintos, también, para no desentonar con lo que le rodea.
Como decía, el fotógrafo exponía sus fotos a diario para observar el contraste de sus colores. Y fue que un pintor se colocó en el muro de enfrente de la plaza y pintó un mural con la visión del concierto de flores de las colinas. Por ambas exposiciones pasaron cientos de personas que opinaban sobre el acierto en captar tales cambios en la geografía mogadoriana, sobre su intensidad cromática o la veracidad de sus imágenes. A consecuencia de ello aparecieron poetas que declamaron esas virtudes con palabras de significado más lírico, de sentimientos más acusados, y como no podía ser de otro modo, surgieron aliados a cada significación. Y también los cocineros y reposteros tomaron partido incluyendo platos o dulces que tenían su opción en el nombre con el que los se bautizaron. En el puerto ya se puede pedir la bastila de flores del Arco Iris... Y hasta los músicos compusieron piezas musicales bajo una nueva tendencia musical: las canciones del Arco Iris. Incluso los músicos gnawas se influenciaron de esta preferencia.
Lalla, mientras tanto, vive de espaldas a estos dimes y diretes de la gente. Desconoce que lo hermoso impregna las almas de cualquiera que esté abierto a vivir con intensidad, desviviéndose... en su vida.
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