lunes, 2 de octubre de 2017

NUNCA EL OLVIDO



Dice un proverbio oriental: "Cuídate de las mujeres que soplan sobre los nudos de una cuerda. Han anudado tu destino". 

El halaiquí hablaba de cómo los nueve vientos de la mañana envuelven a los amantes cuando se despiertan, injertándoles de nuevo los deseos de la noche vencida, y de cómo los viajeros que tempranamente se despiertan en Mogador reconocen que los nueve vientos anuncian la salida del sol. Era mágico oirle destacar que toda la naturaleza se ponía a merced de quienes desean ver también cómo el sol besa el horizonte mientras corazones inéditos al desengaño palpitan simultáneamente hacia un donde y un qué.

Y recordé entonces aquel poema de Cristina P. Rossi: "Nadie ha podido demostrar hasta ahora de manera fehaciente, que los pequeños deseos son más fáciles de conseguir que los grandes. Sólo se ha podido demostrar de manera fehaciente que son más numerosos". (Estrategias del deseo. Edit. Lumen). 

Y el día se hizo con voluntad renovada.

2 comentarios:

  1. Mi apreciado sonámbulo, me has recordado las historias de mi abuela en las que me contaba que su madre y otras mujeres anudaban las fotos de los hombres que querían conseguir y así los ataban a su destino, que horror pensaba yo, los obligan a estar con ellos, ya más adulta pensaba que quien tiene Magia no necesita trucos, la magia de la seducción de sentir la magia del deseo. Yo creo que no hay deseos grandes o pequeños son...deseos unos más urgentes que otros. Es un placer leerte haces pensar y SENTIR.

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    1. Totalmente de acuerdo. Se aprecia que ama la vida y lo que ella conlleva.

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