Dice Siddharta Gautama que para vivir una vida desprendida no debemos considerar nada como de nuestra propiedad, como ese codiciado viento de Mogador que anuncia la salida del sol soplando el agua de las fuentes, sacudiéndose de encima los restos de la luna, ahuyentando los sonidos de la noche siempre mágica, siempre plena de baraka, nunca una igual a otra.
Un día sofocante de calor vio el Sonámbulo a cabras subiéndose a los arganos para comer sus semillas, y que otros se afanaran a descifrar ese carácter especial que poseen haciéndoles ser únicas... Luego me dijeron que los instrumentos de percusión que tan típicos son en esa tierra se templan y destemplan a su voluntad, y que por ello se dice de ellos que son tambores con apetito de cabra... Posiblemente ellas también hayan oído la sabiduría del fundador del budismo. Es posible.
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