Entre las lecturas que al Sonámbulo le aconsejaron cuando estuvo en Mogador, se hallaba El tao del amor y del sexo, de Jolan Chang (Editorial Plaza & Janés, 1978). De siempre se ha sabido que el sexo puede ser alegre, pero solo el amor puede constituir un verdadero deleite. Pocos eruditos occidentales han dedicado su estudio a la sexología oriental, y este autor consumió mucho de su tiempo vital para comprender qué y cómo pueden disfrutar del sexo ambos protagonistas.
"Deben amarse los unos a los otros pero no saben cómo", decía Sandor Ferenzi. También abunda en este pensamiento Érica Jong en su libro Miedo a volar. Saber amar, dar placer con ello, es un camino de aprendizaje: Sin la armonía del Yin y del Yang, el origen de la vida y de la felicidad, no nos queda otra cosa que la muerte y la destrucción, opina Chang, todo un experto. Y es que existe un Tao amoroso excelso en el que se describen las diferentes secuencias del acto amoroso, desde el control de la unión hasta la solución de los inconvenientes que siempre se hacen presentes en una pareja. Es bueno leer el libro que le aconsejaron al Sonámbulo, de una forma intelecta, pausado, y sobre todo practicable. Algunos de sus capítulos ya son de por sí muy expresivos: comprensión del tao amoroso, control de la eyaculación, mil empujes amorosos, posiciones amorosas, el tao y los besos eróticos, evolución y degradación del tao del amor, la conquista de la impotencia, la longevidad y el tao del amor, relaciones mayo-septiembre, la respiración tai chi chuan y el tao del amor.
El contacto sexual entre dos personas que lo buscan, desean gozarlo y más tarde recordarlo, es de las experiencias mejores que pueden poseerse. De cómo se hace el amor, pueden concluirse muchas sentencias acerca de cómo son la pareja, de cuánto esfuerzo se pone en ello, de lo que importa el contrario para ser satisfecho...
Aquella vez, inesperada, como todas las que le fueron tatuadas en su piel interior, fue la más temeraria, la menos controlada, la que nunca habría seguido el planning imaginario del momento si se hubiera hecho el excel del primer contacto sexual con su amadaamante. Fue tras aquel impacto cuando decidió aprender más de sus pasados, de sus pulcros imaginarios del amor o del sexo, y darles una vida única, la que le proporcionaba el tacto de aquella piel, sus recovecos y protuberancias, aquel aroma a selva desconocida, a ese universo de deleites al que deseaba dirigirse sin conocer bien el motivo ni la razón.
Continuará...
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