La música es ese fiel acompañante que necesita cualquier Sonámbulo... hasta aquella que proporciona el silencio, es ese aliado de momentos en los que ha de verse sin ser necesarias corcheas y semicorcheas sonámbulas.
La música y sus sonidos estereotipados me recuerdan el mapa invisible y cambiante que guía las manos del Sonámbulo por el cuerpo de su amadaamante intentando descubrir su verdadero interior, aquél que brota a su superficie, como si de un sueño se tratara y apareciera súbitamente... sin ser esperado conscientemente. Y es cuando su voz que gime o grita o respira hondo la que le dice dónde están las ánimas que despiertan en ella bajo sus dedos, le orienta y desorienta, y en su jardín se pierde deseando se detenga el tiempo en sus labios posesivos...instalándose en el esplendor de ver sin ser visto, oir sin ser oído. Es ese sonido, el que activa el deseo, el que se introduce en el miembro de la casta como una voz latiendo más fuerte que la sangre saliendo de su propio corazón, el que arquea el cuerpo y lo lanza sin concreción, sin destino, hasta el cielo más níveo donde el silencio está lleno de ecos penetrando en lo más oscuro de su cuerpo.
En estos momentos de encierro, tus posts son un oasis... Me encantan. Sabes no traspasar esa barrera que hace resbalar hacia el abismo...¿me explico?
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