¿A qué teme el insomne si en realidad la noche es su parte interna...la que imagina cuando se mueve, cuando descubre sus pensamientos más profundos...?
Recuerda a aquella ciudad que conoció por casualidad, laberínticamente entendiendo ese lento anochecer que tienen las ciudades que baña el Atlántico y que la penumbrosa luz cambiando de color la hace brillante e impone ese lamento de dejarse querer como si fuera una Diana Krall cantando You call it madness. En ese cruce de calles estaba una de las 369 fuentes de la ciudad a donde acudían mujeres y hombres en busca de baraka, esa oleada de buena suerte, un momento indicado por la alineación de los astros que le crean buen fortunio a quien se arriesga a rogar una petición ardua de conseguir.
La ciudad, la de los mil secretos, me instruyó sobre el gesto enigmático de la luna y la baraka.Conocí también a gente que me enseñó que en la lengua árabe hay hasta 99 palabras distintas de designar cada una de las formas sutiles de decir amor, así como existen múltiples maneras diversas para nombrar la luna en sus fases. ¿Será por eso que el Sonámbulo busca en la sombra de la noche sus pensamientos más armoniosos... o que cuando oye palpitar su corazón se asusta de cómo respiran sus latidos que son como las olas batientes de aquel océano que sigue enseñándole y al que desea regresar con ansia...?.