miércoles, 18 de diciembre de 2019

LA MAGIA COMO RESPUESTA




Conforme pasa el tiempo, más me reafirmo en que menos es más, como dijo Mies van der Rohe. En todo. Acumular, en todo,  es un modo simple de no tenerse, de ser frágil por encontrarse con uno mismo... solo, sola.
Hasta el mundo del deseo se alimenta con más intensidad cuanto menos cantidad se extiende alrededor suyo. Leí en una ocasión que Virginia Woolf comentó en uno de sus discursos que crearon ese tsunami de revelación humanística a juicio de una gran mayoría, que los ojos de otros son nuestra prisión, sus pensamientos, nuestra jaula. Y es que en muchas ocasiones, nos ajustamos a ese silencio al que es mejor no tratar para no escucharse a uno mismo, para convivir con la ingenuidad que provoca ese gesto al que no nos hemos podido autocensurar para ser, definitivamente, lo que queríamos hacer, ser. Caer en esa furtividad de la que no ha pedido permiso, autorización, consenso... nos hace fuertes momentáneamente, sin pensar que el olvido tiene formas nada sofisticadas de permanecer y aún menos de huir.
Antonio Vega, ese gran cantante que la vida que él eligió nos lo arrebató por sorpresa, con anuncio premeditado pero con la necedad por nuestra parte de que el destino no se convirtiera nunca en su propia crueldad, escribió en una de sus canciones: "Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados, se divisan infinitos campos, donde se creó Ia primera luz, germinó la semilla del cielo azul, volveré a ese lugar donde nací. De sol, espiga y deseo  son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo". 
Vivir es un regalo, sí, pero un regalo envenenado si no se sabe desentrañar la extravagancia de su rudimentaria singularidad, de esa sencillez de desear.

5 comentarios:

  1. Interesa el momento, como te he leído en alguna ocasión, y la vida son momentos, aunque duren poco. No es bueno exigirle a algo que sea eterno, sempiterno, si alguno de los dos participantes de la sensación ya no posee los sentimientos del comienzo. Y no pasa nada..........

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  3. Totalmente de acuerdo, África. La vida no es solo memoria, es algo más, fundamentalmente deseo, que puede ser usado en demasía, incluso olvidado, y por eso discretamente eliminado de nuestra propia existencia. Y aún más...tregua de su alianza... Porque las treguas, las pausas, son siempre bienvenidas. Y será doloroso posiblemente, sí, pero si se posee eso que llama inteligencia emocional se entenderá, porque la inteligencia es lo que nos distingue de los que no son humanos o también de entre unos y otros humanos.
    Ayer estuve escuchando una canción que me viene muy bien para hablar de ello. Es de un grupo español llamado Mecano ya retirado a un merecido descanso. Ahora solo es un recuerdo, pero se sigue escuchando, y recordando, sobre todo sus letras, que eran magníficas, rompían moldes. Les escuché una canción llamada: Me cuesta tanto olvidarte. Es realmente un prodigio de letra para explicar lo que estoy intentando hacer. La recomiendo paladear esa sensación dolorienta pero esperanzadora que posee, esa madurez que comunica un fin maduro.

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  4. Uno aprende a vivir con las heridas y cicatrices que nos da la vida y para conseguirlo hay veces que es mejor recordar en vez de intentar olvidar . Recordar con serenidad , eso si .
    Recordar lo que en su momento nos hizo daño , pero también lo contrario . Es la forma más aséptica de aceptar y vivir el presente intensamente .
    El tiempo no cura siempre todas las heridas pero es importante que cicatricen bien .

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  5. Magnífica reflexión, Anónimo. Se aprecia esa serenidad tan importante de la que hablas.Amar es también saber irse. Amar siempre es variado, es poliédrico. Nunca se ama a quien nos ama como queremos o queríamos, siendo tan ...¿exigentes?. Es así... como nunca se ama hasta el adiós. Es cierto...es otra cosa... Sin embargo, no olvidar es asimismo la certeza de que podríamos recomenzar a amar. Y éso siempre es bueno. Nunca hay que dudar completamente del humano. En ocasiones desconcierta, sí, vapulea como el Jocker, pero en su locura permanente siempre hay un vestigio de amor. Con ése hay que quedarse.

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