Escuchaba al halaiquí, el contador de historias, con enigmático entusiasmo. Siempre le atrajo sentirse seducido por esas medias verdades que conjugan perfectamente con la imagen del siempre decepcionante anuncio de una falsedad pregonada. Aún así, la fascinación vencía a la oscuridad del pragmatismo que imperaba la razón. Y por él supo de aquellos seres mitad mujer mitad pez que se aproximaban a las cercanías del puerto mogadoriense y emitían por las noches los sonidos del desamor, los que derrotaban las voluntades de los hombres que, sinténdose atraídos por ellos, vagaban silenciosos por sus límites marinos, y pedían a los vientos que dominan la ciudad que no amainaran su intensidad, que la hiperbolizaran, cambiaran su rumbo y alejaran esos seres cuyo destino era engullirles, hacerlos suyos, espiralizarlos cual torbellino hasta los fondos y quedarse con su alma y poder ser al fín mujeres totales.
El destino es una ruta que se recorre paso a paso,una meta adivinable pero nunca totalmente cierta. Hay personas que se crean su propio destino y en él viven... o mueren.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
ORALIDAD MOGADORIANA
Las gentes de Mogador no suelen hablar de sexo aunque sienten lo que ello conlleva de una forma tremendamente imaginativa. Lo que aquí nos preocupa, allí lo es... en absoluto. Saben que el verdadero sexo es interno, nunca externo, que el delirio inmenso que sustenta tal palabra, tal sentimiento, no es jamás comparable con lo externo del término, que es un espejismo solamente. Y es, en cambio, la boca el órgano sexual considerado más radical, incluso más obsceno. Y es que ella dice, muerde, besa, toca, moja... desencadena pasiones.
Es la única que libera pensamientos profundamente guardados, y que los modula, los alarga o los hace sucintos, graves o agudos, sensatos o irremediablemente increíbles.
Será por lo tanto que a la mujer en Mogador le cuesta hablar, y no lo hace hasta descubrir a quien sabrá escucharla con tiento y delicadeza, con la sabiduría propia que proporciona dejar hablar y escuchar, escuchar y hablar interesadamente. De lo contrario la mudez se hará en ella.
domingo, 1 de diciembre de 2013
ORALIDAD MANIFIESTA
En Nueve veces el asombro, ARS cuenta que los bibliotecarios de Mogador clasifican a la Historia en el Reino del Sabor, que es un tremendo placer oral, más de los labios y de la lengua que de los dientes. Mantienen que es un toque muy personal, muy corporal, de quien la prepara contándola, y que con ello toca el paladar de quien le escucha. Existe la creencia que cuanto más primitivo, más puro se es, que los sentidos atraen el sentimiento reprimido, el más sabio para el ser humano, el que contacta con el mundo de las esencias y que cuando se prueba le acompaña como un mantra.
El alma es una casa con cuerpo, abarca lo que es abstracto frente a aquello que solamente es definible. Y aún así, de nada sirve si no se acompaña de la oralidad de quien encuentra lo que va buscando, esa aurora boreal que bajo las estrellas y la luna llena circunda al Sonámbulo que sintió en sus labios la sal de quien encontró buscándola como un poseso, que le transcribió el idioma del deseo hasta hacerlo totalmente real tras ser inveteradamente anónimo, desplazado del reino de la pasividad.
Los labios, sí, son, definitivamente...memoria.
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