Alguien dijo que la saciedad y los afanes nacieron de la abundancia...No estoy de acuerdo, en absoluto. Nacen sin conocer el por qué ni el cuándo, de la misma forma que esa mano tropezaba con la otra y de ellas emanaba una chispa que las separaba para luego pensar en buscarse. Y sus frases, aquellas que siempre tenían un doble mensaje, como el misterio que se encuentra en la fuerza del principio oscuro y también en todo el poder de la luz.
Salió de su madriguera traspuesta, dudando, insatisfecha y trastabillando sus palabras ante la esperanza de que hubiera hecho lo esperado.