Caminando por las laderas de una vida ya extensa... e intensa, me encontré uno de esos sabios anónimos que frecuentan las autopistas de la existencia, y me dijo que hay dos tipos de afirmaciones opuestas que sin embargo son igualmente válidas, porque la vida es contradictoria y paradójica, y esas afirmaciones son:
1: Todos somos iguales, y 2: Todos somos diferentes.
A los que nos gusta leer biografías, verdaderas cartas de navegación de una existencia en donde puede aprenderse cómo otras personas han manejado los mismos retos a los que luego uno mismo ha de enfrentarse: los bajíos del envejecimiento, los arrecifes de enfermedades, los devaneos del destino, como siempre incierto. Además, en las biografías, puede enterarse de peripecias únicas (todos somos diferentes): encuentros con sirenas, tesoros sumergidos, avistamientos del pavoroso Kraken.
Sin embargo, hay también etapas de la existencia en donde el caminar tiende a ser usualmente igual en todos, mezcla de momentos felices (nunca felicidad integral) y asistencias iluminadas de burbujas melancólicas teñidas de emocionantes sabores a cítricos explosivos que sugieren eternidad íntima.
Hay una frase de Henri Michaux que dice así: "El yo es un movimiento en el gentío". Magnífico!!!. En la multitud que nos habita, el yo es un garabato fugaz, una estela de humo que muta constantemente. Eso somos y en eso nos transformamos conforme pasa el tiempo. Gozar el momento, reinventar constantemente todo lo que tiene que ver con el humano, como propugnaba Rimbaud, es lo que se debiera abanderar, sabiendo de la precariedad de nuestras realidades. Es bueno entenderlo quien aún no ha llegado a ello.
Muy interesante la máxima de vivir el instante, el tan manoseado carpe diem del clásico, pero entiendo que es necesario hacerlo nuestro, saber que nada hay eterno.
ResponderEliminarNo es la eternidad , pero es el
EliminarInstante , que , después de todo , es su único sucedáneo verdadero .
— Mario Benedetti—
Permitidme que intervenga en la conversación y traiga a colación una reflexión de Didier Anzieu, reconocido psicoanalista francés fallecido al final del siglo pasado, quien magnifica la instantaneidad como la creación desde cualquier ángulo, y la significa como la superación constante y crónica, sea de lo que fuere. Y es ese instante del que los dos Anónimos se hacen eco y al que todos debiéramos inscribirnos, es al que se hacía presente cuando hablaba él y Uds. gozándolo, sacrificándolo incluso para que el siguiente sea mejor.
ResponderEliminarDéjenme que me extienda un poco más a propósito del instante, que también puede ser siamés de la "petite morte" de la que hablan nuestros eróticos vecinos del norte. Ese instante es aún más...sabroso.
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