El humano piensa a menudo, según me dicen, en que lo que lo prohibido suele ser generalmente lo que más se desea. Es la atracción de lo que no se entiende, lo que va en la dirección opuesta al pensamiento del Régimen, el surrealismo o incluso el superrealismo, aquel movimiento cultural surgido en Francia a partir del dadaísmo, en la década de los años 20 en torno a la personalidad de André Breton y su Manifiesto... , el trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional.
¿Hasta qué punto lo imaginario no es beneficioso para lo que se pretende sea real...?. Esa imagen arropada entre nuestras meninges que sale del frío y busca la hoguera desaforadamente nunca es aceptada socialmente. Se convierte en una sombra apesadumbrada y deambulante que es mejor ocultar, vivirla hacia adentro, hacerla posesión intrusiva, como si se convirtiera en un homenaje a Rayuela, que había que entender con el tiempo y nunca en el presente. Siempre el interior es más valioso que lo superficial, siempresiempresiempre... Éso me consuela.
Ver la huella que su ser deseante deja sobre la arena de la playa y sentir su cuerpo sobre el mundo real es la consecuencia de una vida apaciguada, higienizadamente digna en una vida a nivel mundial que se distingue por su escasa limpieza.
Mirando al gran azul piensa el Sonámbulo que es tan extranjero que ni siquiera se siente de otro lugar que no sea su propio pensamiento y sus deseos, que los ve como luciérnagas imposibles.