jueves, 22 de febrero de 2018

DE BOLEROS


Sonaba a un tiempo en decadencia, templo de una deidad desaparecida en donde las miradas furtivas alimentaban a esa Chavela Vargas cantando Somos mientras otro tequila resbalaba por su esófago insensible ya a sensiblerías de media noche. Por un momento sintió que paseaba por el Q Bar de Bangkok que antes fue de Saigón, hoy Ho Chi MInh City, dispuesto a sentir el sanuk y pensar en vivir el minuto a minuto que depara  la vida. Sin embargo, esa sauna envolvente que impide respirar con facilidad siempresiempresiempre nos devuelve  al Blade Runner de la costumbre y le hizo ver que Hedonópolis es efímero hasta en los sueños y que las discusiones inútiles siempresiempresiempre dejan ese poso que sabe a una mala digestión.
La vida es una hosca supervisora de pasados inciertos y moribundos futuros a los que hay que mirar de soslayo, esperando constantemente a que nos equivoquemos, a que sintamos el gran peso de la duda y encontremos a la vuelta de la esquina el bolero que se haga realidad.